TELEVISION › GERMAN, ULTIMAS VIÑETAS PUEDE VERSE EN LA WEB
Oesterheld en la pantalla
La serie protagonizada por Miguel Angel Solá se encuentra en la plataforma de Contenidos Digitales Abiertos. En trece capítulos, los directores Cristian Bernard y Flavio Nardini reconstruyeron los últimos años de la vida del creador de El Eternauta.
La miniserie Germán,
ultimas viñetas, que finalizó el jueves por la Televisión Pública ,
evidencia, al menos, una sucesión de aspectos que la hacen imprescindible: un
regreso notable del gran actor Miguel Angel Solá a la televisión argentina; una
historia que se permite contar el horror que significó la última dictadura
cívico-militar sin caer en obviedades; la demostración de que la obra del
guionista desaparecido Héctor Germán Oesterheld merece muchas lecturas y es
inoxidable; y la satisfacción de que se pueden hacer grandes piezas televisivas
si se combinan la honestidad artística y una adecuada gestión pública. La
serie, ideada por el guionista Luciano Saracino, resultó ganadora del concurso
Series de Ficción para Productoras con Antecedentes, organizado por el
Ministerio de Planificación Federal, Inversión Pública y Servicios, en conjunto
con el Incaa y la
Universidad Nacional de San Martín. Aunque ya finalizó en la
pantalla chica, se puede ver online en la plataforma de Contenidos Digitales
Abiertos (CDA) www.cda.gob.ar
A lo largo de trece episodios de 26 minutos cada uno, esta ficción
cuenta los últimos años de vida de Oesterheld (interpretado por Solá) antes de
su desaparición en 1977: su paso casi forzado por editorial Columba –que no se
menciona como tal en la serie– a causa de un mal pasar económico, su cada vez
más comprometida militancia en Montoneros en vísperas del golpe y un desenlace
inevitablemente fiel a los hechos reales, aunque Saracino viste lo trágico con
una belleza poética inigualable y esperanzadora. La historia no se centra sólo
en lo que le sucede a Oesterheld, sino que abre el juego a otros personajes y
despliega situaciones que suceden en torno de él. De alguna manera, Saracino y
los directores encontraron una forma de contar como lo entendía Oesterheld: a
partir de personajes humanizados, complejos, intrincados. Donde el bien y el
mal interpelan a todos.
Bajo la dirección de Cristian Bernard y Flavio Nardini y con la
colaboración de Federico Sosa, el primer conflicto que presenta la serie es la
llegada a principios de los ’70 del viejo guionista a territorio enemigo: una
editorial ideológicamente opuesta en donde “los malos eran los indios, los
cubanos o los extraterrestres”. Y, más tarde, los “subversivos”. Sin embargo,
Oesterheld se las ingenia para no traicionar sus ideales y transmitir sus
enseñanzas a una redacción compuesta por jóvenes dibujantes y guionistas que,
al principio, sienten tanta admiración como envidia. Un caso es el del personaje
Mariano (un gran trabajo de Gustavo Pardi, quien también se pone en la piel de
Ernie Pike), un joven guionista que intenta descifrar los “secretos” creativos
del maestro.
Si algo le sobra a la serie son sutilezas. No cae en lugares
comunes ni en un discurso panfletario o imágenes explícitas a la hora de contar
el horror. El afuera es hostil, sombrío, tormentoso, y no necesita ser
“mostrado”. De manera atinada, la dupla Bernard-Nardini construye un lenguaje
cinematográfico oscuro, climas atrapantes y una cuidada composición de planos.
“Esta lluvia de mierda no va a parar en siete años”, desliza Germán apenas
irrumpe el golpe de Estado. Es que Saracino, además, recupera el recurso de la
nevada mortal como símbolo del peligro externo, con la diferencia de que en la
ficción sucede una lluvia eterna. Aunque el guión esté basado en un personaje
real, las relaciones que se constituyen entre los personajes son puramente
ficcionales. No obstante, la verosimilitud nunca se rompe.
A esta altura, decir que Miguel Angel Solá es una eminencia en
materia teatral no es novedoso. Solá se pone en la piel de Oesterheld y se
funden de modo tal que parecen la misma persona. Un gesto, una mirada, una
mueca, un silencio –el silencio pisa fuerte en la serie– le alcanzan a Solá
para decir muchísimo. Y la pantalla parece explotar cada vez que el actor
radicado en España cruza alguna escena con Claudio Rissi, quien interpreta a
Santos, el director de la editorial, que la juega de malo.
Los actores cuentan que se “produjo una simbiosis” entre la
ficción y el trabajo actoral en torno de la figura de Solá. La misma carga
simbólica y profunda admiración que despertaba el personaje de Oesterheld entre
los jóvenes guionistas transmitía Solá en los sets de filmación con sus pares.
En este sentido, la minuciosa selección de los actores fue otro de los puntos
altos. Beatriz Spelzini, Ezequiel Tronconi, Paula Reca, Enzo Ordeig, Walter
Cornás, Walter Cornás y Javier Pedersoli completan el elenco.
En los últimos años, El Eternauta, la obra fundamental de
Oesterheld, floreció y hasta encontró nuevos sentidos. Quizás eso haya
colaborado en el gran interés que despertó la serie. Sin embargo, no hace falta
ser un conocedor de la obra del guionista ni un fanático de la historieta
(aunque hay muchos guiños) para disfrutar este programa, porque otro de los
méritos fue no caer en el nicho. “Intuíamos lo que iba a ocurrir ahí afuera.
Germán entró en el callejón sin salida. Sus huellas de barro y de nieve eran
demasiado nítidas para los depredadores.” Y una lectura predomina: los “ellos”
no pudieron ni podrán derrotar la esperanza de conseguir un mundo más justo.
Fuente: Pagina12
No hay comentarios:
Publicar un comentario